La boda de Luisa y Cristian tuvo lugar en Sotogrande, en la casa familiar de los Bergel, un lugar lleno de recuerdos y significado. La ceremonia religiosa estuvo marcada por un detalle que lo llenaba todo de historia: Luisa llevó el vestido original de su abuela, un diseño de Pertegaz de 1959, reinterpretado por Jorge Vázquez para volver a cobrar vida. Tres generaciones unidas a través de la misma pieza, acompañada de guantes largos que reforzaban una elegancia atemporal y serena.
Después, la celebración se desarrolló en un ambiente cálido y cuidado, donde la luz de las velas fue tomando protagonismo a medida que avanzaba la noche, envolviendo a todos en una atmósfera íntima y especial. La cena, a cargo de Ciboulette, destacó por su delicadeza y por esa manera de hacer las cosas que no necesita demasiadas palabras.
Y cuando llegó el momento de la música, Laraland hizo que el baile comenzara casi sin darnos cuenta. Risas, abrazos, pasos improvisados, miradas que sabían exactamente lo que estaban celebrando. Una alegría auténtica, compartida.
Una boda que no solo se vivió.
Se sintió.
Y permanece en cada una de estas imágenes.